El Día de Reyes se celebra en Paraguay cada 6 de enero. Esta festividad religiosa conmemora la travesía de los tres Reyes Magos, quienes fueron guiados por una estrella -la de Belén- para adorar al Niño Jesús.
Según la tradición cristiana, Belén es el lugar donde nació Jesús. Es una ciudad ubicada en el centro de Cisjordania, Palestina, a unos 9 Km al sur de Jerusalén, y se la conoce por su Basílica de la Natividad, que se encuentra en el lugar donde se cree que nació Jesús.
En nuestro país, así como en otros lugares de la región, la festividad de los Reyes Magos se instauró con la llegada de los colonizadores y perdura hasta hoy con su magia, trayendo alegría a niñas y niños.
Allá por el siglo XVI, los españoles que arribaron al Río de la Plata, en su mayoría, venían de Andalucía, región donde -de la mano de los franciscanos- nació la costumbre de preparar el pesebre, en el que los tres reyes magos están presentes adorando al Niño Dios.
Sabemos que el modelo de cristianización, adoptado por esos frailes y difundido en nuestro país desde la segunda mitad del siglo XVI, se caracterizó siempre por ser naturalista, dúctil, humano y bien popular; por algo Francisco de Asís comenzó a representar el nacimiento de Jesús con figuras humanas y animales como la mula, el buey y las ovejas de los pastores.
La tradición cristiana de “armar” el pesebre con los infaltables reyes magos: Gaspar, Melchor y Baltasar, se mantiene viva en la actualidad. La costumbre de preparar el pesebre es una de las más arraigadas en la cultura paraguaya, y es común verla en hogares, iglesias y lugares públicos.
En nuestro país, en la noche del 5 de enero, los niños de la casa se preparan para una noche mágica. Depositan sobre uno de sus zapatos, en la ventana de su habitación, una carta dirigida a los Magos, en el que piden algo en particular (juguetes, prendas de vestir, calzado u otro artículo). Luego, el amanecer del 6 de enero, ese “deseo” -en muchos casos- se vuelve realidad.
Es importante destacar que la festividad de los Reyes Magos no solo tiene un significado religioso, sino que también es una oportunidad para reunirse en familia, admirar la creatividad y valorar la inocencia de los más pequeños del hogar, compartiendo junto a ellos esos momentos de magia, alegría y felicidad.